Sin apoyo gubernamental, el juego de pelota mesoamericano pone en alto el nombre de Querétaro

Por Jorge Coronel

Fotos: cortesía de AJUPEMEC AC

QUERÉTARO, 21 de noviembre de 2018.- La Asociación de Juegos de Pelota Mesoamericana del Estado de Querétaro (AJUPEMEQ AC), conformada por alrededor de 30 elementos (entre niños, mujeres y hombres), y cuya mayoría de integrantes radica en La Cañada, cabecera municipal de El Marqués, nació con la “meta de preservar y difundir las raíces indígenas y también el juego de pelota mesoamericano como deporte y cultura ancestral al que estamos rescatando e impulsando en el municipio y en el estado. Estamos trabajando para que en algunos años en deporte tenga una federación y que algún día sea disciplina de Juegos Olímpicos”.

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Esta asociación, con sus equipos, ya ha participado en diferentes torneos como por ejemplo en el Segundo torneo de pelota mesoamericana en Zempoala, Hidalgo (donde se logró el sexto lugar de entre 17 estados participantes de la república); cuadrangular en Puebla (donde el equipo varonil obtuvo el segundo lugar) y el Tercer Campeonato Nacional de juego de pelota mesoamericana en Chetumal, Quintana Roo 2018 (donde el equipo de niños consiguió el segundo lugar).

El 14 de enero de 2018, la AJUPEMEC inaugura la escuela de Ulama-Querétaro, “la primera en todo el país, con nuevos integrantes y una nueva categoría infantil de 9 a 13 años”.

Este juego de pelota mesoamericano se práctica en cancha de tierra negra o arcilla, en una superficie de 60 metros por 5 metros. Las pelotas son de hule natural: para los adultos la pelota pesa de 3 a 5 kilogramos y para los niños el peso es de 1.2 kilogramos. La característica de este juego es que sólo se debe utilizar la cadera para golpear la pelota.

Hace apenas unos días los equipos de esta asociación visitaron Chetumal, Quintana Roo representando, obviamente, a Querétaro durante el Tercer campeonato nacional de esta disciplina. Los niños lograron traerse el segundo lugar. La asociación tuvo que pagar de sus propios bolsillos los gastos que representó viajar, en autobús, hasta el sureste mexicano. Buscaron apoyos en varias instituciones y la respuesta fue prácticamente la misma: “no hay dinero”.