Colosio: 23 años de muerto, mártir del pueblo y político que soñaba con un cambio

Por Agencias

Tijuana, BC.-23 marzo de 2017.-  Luis Donaldo murió dos horas y media más tarde de aquel atentado;  es decir a las 7:45: a partir ese momento se convirtió en mártir de un pueblo, en estandarte de un partido que en cada elección presidencial, en cada estado, municipio o ejido, recurriría a la figura del candidato asesinado en Lomas Taurinas.

 Cuando aquel miércoles 23 de marzo de 1994 se oyó el primer disparo, los residentes de Lomas Taurinas se abrieron como barridos por el viento. Los que estaban más cerca retrocedieron con dos pasos torpes y el cuerpo de Luis Donaldo Colosio, desplomado de frente, quedó a la vista de todo el mundo.

Eran las 5:12 de la tarde y Colosio, el hombre que iba a gobernar México, moría a balazos en plena campaña electoral sobre la tierra pedregosa de una colonia llamada Lomas Taurinas. La imagen de su cuerpo inerte, a pesar de las décadas transcurridas, sigue siendo brutal y desoladora.

La bala de un revólver Taurus calibre .38 perforó la sien derecha del hombre, justo encima de la oreja. La bala, que viajó a 265 metros por segundo, licuó el cerebro de Colosio y al salir hizo estallar su cráneo en esquirlas. Le brotó sangre por la boca y los oídos: le dispararon a dos centímetros de la cabeza y el único rasgo que se distinguía en su cara era la punta de la nariz.

El cabello y el bigote, que aún conservaban el color oscuro, quedaron irreconocibles; en cambio, en la chamarra aperlada de diseñador inglés y en la camisa italiana apenas quedaron rastros del segundo tiro que le sorrajaron en el estómago. El hombre más conocido de México en esos días era un cuerpo inmóvil tendido de boca con la pierna derecha flexionada, el rostro sobre la tierra arenosa que atestiguó sus últimos pasos.