“No estamos satisfechos con disculpa, pero nos chingamos al Estado”: hija de Jacinta

Por Agencias

Ciudad de México, 21 febrero de 2017.- Jacinta Francisco Marcial recordó hoy, como casi a diario, los días de infierno que vivió en la cárcel de manera injusta al ser acusada, juzgada y sentenciada por el secuestro de seis policías de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI) y aseguró que no se siente contenta con la disculpa pública que el Estado mexicano le ofreció hoy, así como a sus compañeras Teresa González y Alberta Alcántara.

Dentro de la cárcel, recordó a punto del llanto, supo que ese era el infierno y que “las cárceles se hicieron para los pendejos”, como le decían sus compañeras de celda, de quienes obtuvo el apoyo para resistir un proceso que duró tres años y dos meses.

“Estaré contenta cuando esté respetada como mujer y como indígena, mientras no estoy contenta (…) ojalá que con esto, (sirva) para mucha gente, para que ojalá otras personas sean escuchadas y que hagan justicia”, declaró la comerciante hñáhñú (otomí) de Querétaro, quien abrazó, junto con su hija, Estela Hernández, la causa de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero, las miles de muertes, desapariciones, persecuciones y detenciones arbitrarias que se han cometido en México.

En una ceremonia realizada en el Museo Nacional de Antropología e Historia y ante el titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Raúl Cervantes, las tres mujeres detenidas y sentenciadas injustamente expresaron su sentir, pero fueron Jacinta y su hija quienes expresaron más ampliamente su sentir por este hecho de reconocimiento público de su inocencia y la disculpa pública del Estado mexicano.

Estela Hernández tomó la palabra en nombre su madre y aseguró que ni ella ni sus familias están satisfechos con la disculpa pública, porque les arrebataron años y les obligaron a vivir situaciones que jamás pensaron, sin embargo, en una frase resumió su sentir: “no estamos contentas, pero hoy nos chingamos al Estado y no nos queda más que solidarizarnos con otras víctimas”.

La joven maestra reprochó al sistema de justicia mexicano que meta a la cárcel a personas inocentes mientras los delincuentes de cuello blanco, funcionarios, titulados, gocen de cargos en el mismo gobierno y cobren del erario. “No conocimos a ningún rico en cárcel”, recordó.

“Jacinta es mi querida madre, es una mujer indígena y ella fue secuestrada legalmente el jueves 3 de agosto de 2006 por hoy agentes ministeriales, fue sentenciada y multada pero liberada gracias del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez organismo no gubernamental el 15 de septiembre de 2009 quizás para simular la independencia de México”, dijo.

Recordó cómo autoridades “ineptas, corruptas e inconscientes fabricaron delitos e inventaron que Jacinta era delincuente, acusándola de un delito federal que no alcanzaba fianza, la investigaron los mismos policías que la acusaron y la detuvieron con mentiras, negándole su acceso a una legítima defensa.

Insistió en que no es suficiente la disculpa publica y no basta la reparación de daños para superar el dolor, la tristeza, la preocupación y las lagrimas ocasionadas a la familias.

“Quién va a devolver la vida de mi hermano José Luis que no pudo estar tres años con su mamá y que hoy a seis días de cumplirse siete años su muerte, seguimos recordando que solo estuvo cinco meses después de que su mamá recuperara su libertad”, reprochó.