Por Jorge Coronel
QUERÉTARO, QRO., octubre 29 de 2023.- Después del lamentable espectáculo ofrecido durante las elecciones para conocer quién sería el nuevo mandamás de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y cuya responsabilidad estará a cargo de la Dra. Silvia Amaya Llano, vale la pena cuestionarse qué está pasando al interior de esta Máxima Casa de Estudios.
Y es que ha sido tal la porquería que se vivió, que a los ahora ex candidatos no les ha quedado más remedio que aceptar que la podredumbre ha sido la protagonista (ver: https://oem.pressreader.com/article/281560885484634). Asimismo también se acepta según la nota referida, que la baja participación estudiantil a la hora de ejercer el voto se debió porque “los estudiantes están hartos de la guerra sucia, de todo lo que se ha observado en esta elección”.
Vale la pena mencionar que lo vivido no es gratuito: Es el resultado de años de presunta corrupción en nombre de la sacrosanta “autonomía”.
Todo se vale al interior de la UAQ porque la “autonomía” así lo permite. Con la llegada de la Dra. Silvia Amaya Llano no se vislumbra que la UAQ cambie, por desgracia (ojalá nos equivoquemos).
Y es que las mafias que pululan al interior de la UAQ, imposibilitan cualquier intento de cambio; sin embargo hay una situación esperanzadora: La gran cantidad de estudiantes que no sufragó por estar “hartos” de la podredumbre en la UAQ puede ser la que logre que la misma UAQ se sacuda de los vicios que la abrazan. Que su abstencionismo (su forma de protestar) sea la fuerza que transforme a su universidad, porque hay que aceptarlo, la UAQ hace mucho tiempo que dejó de Educar en la Verdad y el Honor.
