Crónicas y Estampas del viejo San Juan del Río

Por Armando Guerra Vázquez

SAN JUAN DEL RÍO, QRO., 10 de febrero de 2016.- Terminada la época revolucionaria e iniciada la paz en todo el país, en San Juan del Río a principios de los años 30’as del siglo que concluyó, se disfrutaba de una aparente calma y tranquilidad, la gente vivía un ambiente provinciano, el pueblo entonces era muy pequeño y las familias tradicionales convivían armónicamente.

En ese entonces, el único medio de transporte que se utilizaba era a través de tranvías de tracción animal (mulas), cuya ruta cubrían “Estación del Ferrocarril vía Portal del Diezmo”, transporte que fue primeramente propiedad de Don Antonio Gallón y del Ing. Ignacio de la Peña y Ramírez y finalmente de Don Severino Ayala (ex presidente municipal).

Después vendrían las llamadas carretas y famosas “diligencias”, poco a poco estas fueron sustituidas por modernos autos de aquella época, pues apenas recuerdan varios pobladores la gran expectación que causó, cuando comenzaron a circular por las angostas calles de nuestra ciudad los primeros autos que fueron traídos por Don Ignacio Camacho, Don Bernardo Rodríguez, Don Luz Ramírez, Celedonio Valdez, Agustín Jiménez y Crescencio Martínez.

Años más tarde la gente podía utilizar los primeros taxis que eran maniobrados por los ruleteros más conocidos de la ciudad y que llevaban por nombre Amado Helguera, Don J. Luz Ramírez, Don Rosario Pérez, Don José y Juvenal Uribe y mucho tiempo después por Bernardo Ángeles, Maximiano Morales, Juanito Ortíz y Don Ismael Zetina.

Eran tiempos aquellos de aire puro, de cielo azul y luz brillante, ya que los enormes huertos daban jugosas y suculentas frutas, luego entonces las Huertas de la Viña de Los Ugalde y La Huerta Grande de la Familia Layseca Yarza localizadas a las orillas del río, eran el lugar propicio de esparcimiento y diversión para los niños del pueblo.

La gente se arremolinaba frente al Portal del Diezmo para esperar “El Rápido” que los llevara fuera de la ciudad, pues ahí estaban localizadas las taquillas de líneas transportistas que ofrecían corridas como “La Flecha Roja” y la “Estrella Blanca”, pues para esa época un costado del templo del Sacro monte  tuvo y vivió una importante actividad mercader.

Los visitantes de aquel viejo San Juan podían comer en el tradicional restaurante “La Bilbaína”, perteneciente a la emigrante española señora Maricarmen  Henales, pero también existían otros comedores lujosos como “El Prado”, mientras que la gente del pueblo o sea los menos adinerados, se iban a comer a “El Tragadero” que estaba en la calle de Allende, los más pobres disfrutaban los suculentos tacos de “Doña Cleofas.”

El nuevo fraccionamiento “Los Naranjos” mandado construir al norte de la ciudad por el único empresario del pueblo Don Francisco Salas León, mostraba su majestuosidad al ver aquellas lujosas casas con amplias habitaciones modernas, con jardines y “garage” como se les decía copiando la palabra norteamericana a los lugares donde se estacionan los autos.

La sociedad sanjuanense disfrutaba de la vida, sobre todo la nocturna que era muy animada: para los más “nice” estaba lo que fue La Empacadora Tepeyac (lo que antes era Canon Mills), ahí se organizaban los bailes de los más adinerados, llegaron aquí en este lugar a tocar las orquestas más conocidas del momento como la de Luis Alcaraz, o La Sonora Santanera.

Mientras el populacho se divertía bebiendo en el “Río Rita” localizado en la antigua calle del Cóporo en plena zona de tolerancia, otros borrachines si iban al “Foco Rojo” de la calle Álvaro Obregón, los más jóvenes y reventados se iban a bailar a La Casona de Juan José Ugalde que estaba instalada en pleno Jardín Independencia, otros se iban a jugar a los Billares de Los Martínez, después abriría sus puertas “Caoba Disco” y “Amadeus.

Los turistas se hospedaban en los únicos hoteles que existían y que eran el “Hotel Layseca” y “El Rioja”, éste propiedad de “Don Filito”, localizado en la calle de Guerrero, existía  además “El Mesón” de Don Wilfredo Cabello en Plaza Morelos esquina con Rayón, nuestros visitantes admiraban y compraban artesanías en el local del señor Raúl Puga que estaba en lo que ahora se conoce como “Portal de Reyes”.

Los amantes del “Dios Baco” se iban a beber y tomar la copa a la cantina de “El Casino” del señor González y “La Covacha” del señor Soto que operaban en varios locales donde se encuentra el mismo Portal de Reyes, o bien se iban a “La Palanca” de Don Gilberto Cabrera, otros preferían “La Madrileña” de Don Restituto Rodríguez González, o “La India” de Doña Virginia Gonzaga de Velázquez, no faltaban los rancheros de las comunidades que bajaban a la ciudad para ir a echarse su cerveza a la cervecería de Don Mateo Pérez que abría muy temprano en La Plazuela y que después se cambió al callejón de la calle Bravo.

Los escaparates de los negocios mostraban pomposamente sus productos, por ejemplo Don Restituto Rodríguez atendía celosamente su negocio “El Lazo Mercantil” donde vendía de todo, tampoco se quedaba atrás “La Colmena” de Don Manuel Prieto, otros optaban por comprarle a Don Lucino García en “El Progreso”, que estaba en 16 de septiembre esquina con Ruíz Olloqui, mientras que los más pobres acostumbraban irse de compras a “La Luz del Día” de Don Daniel Trejo que estaba a un costado de la Parroquia.

Conforme pasaban los años fueron abriendo sus puertas nuevos y modernas tiendas y “súpers” como “El Juguete” de Don Pepe Ugalde, “La Providencia” de los Ugalde, “El Layber” de Don Pepe Layseca, “La Sevillana” del gachupín  español José Landeras, “El Súper Mohel” de los Hermanos Morales y “EL Granero” de Los Sanmartín.

Las familias de la alta sociedad sanjuanense se iban de compras a la tienda de regalos “Capri” de Don David Lamadrid, mientras que la de más alcurnia se vestía con los más modernos modelos de ropa “Mónaco”, tienda que inicialmente fuera propiedad de la familia Henales y ya luego adquirida por la señora Isabel Morales.

Para mitigar la sed no había como los refrescos “Orange Crush”, cuya concesión explotaba bajo el nombre de “Embotelladora La Purísima” de Don Juan y Virgilio Higuera allá por la esquina de 16 y 27 de Septiembre. (Continuará…)