Tequisquiapan-San Juan del Río ¿Ruta del Wellness o del cáncer y las malformaciones congénitas?

Joaquín Antonio Quiroz Carranza

TEQUISQUIAPAN, QRO., 28 de enero de 2025.- Las instituciones internacionales que otorgan premios a los quesos y vinos de la región de Tequisquiapan y dan reconocimientos de la ruta del Wellness o bienestar deben saber lo que a continuación se detalla.

Las cuatro fuentes principales de contaminación de la región Tequisquiapan-San Juan del Río son: el parque vehicular, la industria, las ladrilleras artesanales y los polvos derivados del manejo de minerales. Particularmente las ladrilleras de esta zona emiten anualmente 112,300 toneladas de CO2 lo que equivale al 1.8% de las emisiones nacionales, además de otras partículas atmosféricas como son las dioxinas, bifenilos policlorados, furanos y hexaclorobencenos, los cuales son altamente toxico-peligrosos. De forma total las emisiones de los 395 hornos ladrilleros ubicados en el corredor San Juan del Río-Tequisquiapan (Vistha, San Pedro Ahuacatlan, San Nicolás y Bordo Blanco) alcanzan las 424,625 toneladas anuales, siendo la mayor fuente de contaminación atmosférica de esta región.

La producción estimada mensual de ladrillos es en San Nicolás, Tequisquiapan de 2.5 millones; en Vistha, SJR, de 1.16 millones y en San Pedro Ahuacatlan de 0.62 millones de ladrillos. Las emisiones atmosféricas incluyen vanadio, níquel, formaldehido, benceno, furanos, mercurio, plomo, además de las mencionadas anteriormente, los cuales provocan cáncer, alzheimer, parkinson, daño hepático, renal, dérmico, malformaciones congénitas, daño a genitales, entre otros problemas a la salud humana, además de contaminar el agua, el suelo, los cultivos y los productos derivados como son las hortalizas, el vino, los lácteos, etc.

Los materiales utilizados actualmente como combustibles en estos emprendimientos artesanales son: combustóleo (65%), aceite automotriz residual (11%), madera residual (6%), residuos industriales (10%), neumáticos de desecho, polímeros residuales, etc. (13%).

Específicamente en San Nicolás los productores ladrilleros utilizan 7 tambos de 200 litros de combustóleo mezclado con aceite quemado para la fabricación de 11 mil ladrillos. Cada tambo de 200 litros tiene un costo de 2500 pesos, es decir este insumo representa un costo de $17,500, además utilizan un volteo de 7 m3 de arcilla o barro con un costo de $1000, uno de arena por $1200, uno de estiércol por $1500 y mil litros de agua, además de pagarle $2500 a cada uno de los horneros. Todo esto suma la cantidad de $26,200 aproximadamente y los 11 mil ladrillos los venden en $38,500, al sustraer los gastos, el remanente es de $12,300 que hay que distribuir entre 7 trabajadores que laboran 30 días en la preparación de la mezcla, elaborado de ladrillos, volteado y su colocación dentro del horno. Aproximadamente cada trabajador ladrillero recibe mensualmente $1750 pesos.

Durante años se han elaborado diversas propuestas con la finalidad de minimizar el daño generado a la salud humana y los ecosistemas por las emisiones de los hornos ladrilleros, pero la corrupción y el cohecho entre particulares y las instituciones públicas responsables de regular esta actividad, ha sido la primer limitante para la resolución del problema.

La nueva administración municipal encabezada por el Presidente Municipal Héctor Magaña Rentería se ha comprometido a contribuir en la resolución de esta problemática apoyando la propuesta que desde la sociedad civil se presentó y que consiste en el establecimiento de una planta piloto de fabricación de biocombustible sólido (briquetas) como un sustituto de los materiales tóxico-peligrosos actualmente utilizados y entregarles a los productores ladrilleros el biocombustible de forma gratuita, no a manera de subsidio, sino como una inversión en salud y regeneración de los ecosistemas.

Para comprender la factibilidad de propuesta presentada debemos considerar que, el poder calórico, es decir la capacidad de generar calor de los 1400 litros de combustóleo mezclado con aceite quemado utilizados para hornear 11 mil ladrillos, se puede obtener utilizando aproximadamente 2000-2500 kg de briquetas de biomasa compactada, elaboradas con la poda municipal, estiércol, papel, cartón y otras fuentes de materia orgánica, etc.

Tras más de 60 años de producción ladrillera en la región San Juan del Río-Tequisquiapan, Qro., los niveles de contaminación del aire, el suelo, el agua, los cultivos, la producción agropecuaria y sus derivados como el vino, el queso y otros, supera los niveles máximos permisibles, y resulta “muy sospechoso” o una “gran casualidad” que la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SEDESU) a través de su Cuerpo de Protección Ambiental solamente realice el monitoreo de los parámetros que no rebasan los niveles máximos permisibles como son: O3, SO2, NO2, CO y PM-10, pero no haga monitoreo de dioxinas, bifenilos policlorados, furanos y hexaclorobencenos, vanadio, níquel, formaldehido, benceno, mercurio, plomo, entre otros.

Las instituciones internacionales que otorgan premios a los quesos y vinos de la región de Tequisquiapan y dan reconocimientos de la ruta del Wellness o bienestar deberían solicitar certificaciones internacionales de la calidad del aire, agua y suelo de la región, así como análisis a los productos como son quesos y vinos que certifiquen estar libres de dioxinas, bifenilos policlorados, furanos, hexaclorobencenos y otros tóxico peligrosos.