Por Joaquín Antonio Quiroz Carranza
TEQUISQUIAPAN, QRO., enero 22 de 2025.- La creencia, no es una evidencia ni un saber, sino una forma de eludir el conocimiento, de no querer, ni buscar la verdad sobre los fenómenos.
En el estado de Querétaro se encuentran establecidos 546 hornos ladrilleros artesanales, distribuidos de la siguiente manera: San Nicolás 251, Bordo Blanco 19 y 2 en la cabecera municipal de Tequisquiapan; en Vistha 112 y San Pedro Ahuacatlan 11, localidades de San Juan del Río; La Solana 84 en el municipio de Querétaro; en Pedro Escobedo 11; en La griega 8, La Palma 15, La angostura 24 y en Jesús Barrientos 9, en el municipio de El Marqués.
Estos emprendimientos como unidades económicas deberían disponer de: licencia municipal de funcionamiento, Visto Bueno de Protección Civil, Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y en consecuencia también de las certificaciones ambientales correspondientes, emitidas por las autoridades competentes, registros, licencias y permisos de los cuales carecen, por ello se pueden definir como emprendimientos ilegales.
Los hornos ladrilleros son una tecnología caduca, que no cumple con ninguna de las legislaciones municipales, estatales y federales en materia ambiental, así mismo incumplen con las Normas Oficiales Mexicanas relativas, esto los define como ineficientes.
Usan como combustibles todo tipo de desechos y residuos tóxico peligrosos como son: combustóleo (65%), aceite automotriz residual (11%), madera residual (6%), residuos industriales (10%) y otros, como: neumáticos de desecho, polímeros residuales, etc. (13%), esto en contubernio con autoridades y empresas privadas corruptas.
Los trabajadores que elaboran los ladrillos lo hacen bajo condiciones de explotación laboral e inseguridad social, pues carecen de todo tipo de prestaciones que marca la ley: contrato, vacaciones, aguinaldo, IMSS, entre otras.
Cada horno lanza a la atmósfera 1,075 toneladas de gases tóxico peligrosos y de efecto invernadero anualmente, haciendo un total de 563,730 toneladas anuales, las cuales contaminan el aire, el agua, el suelo, la vegetación silvestre, los cultivos, la producción agropecuaria (leche, quesos, crema, carne), hortalizas y la producción vitivinícola, afectado directamente la salud de 140 mil habitantes de Querétaro.
Las sustancias emitidas por los hornos ladrilleros son carcinogénicas como las dioxinas, bifenilos policlorados, furanos y hexaclorobencenos, que dañan gravemente la salud humana provocando cáncer, daño hepático y renal, enfermedades respiratorias y dérmicas como el cloracné (ver foto) así como la muerte.
Los hornos ladrilleros artesanales tienen una larga historia donde la corrupción de las instituciones municipales, estatales y federales, junto con la iniciativa privada es de larga data. Los gobiernos emanados de la 4T, como lo es el de Tequisquiapan, deberá desarrollar mecanismos de regulación como son: realizar un censo de hornos ladrilleros y exigir a sus propietarios que tramiten la Licencia Municipal de Funcionamiento como unidad económica que son, así como el Visto Bueno de Protección Civil; por otra parte el Sistema de Administración Tributaria (SAT) deberá solicitar que obtengan su Registro Federal de Contribuyentes como se exige a todo aquel que desarrolla una actividad económica, de lo contrario seguirán siendo evasores fiscales y la SEDESU, así como SEMARNAT y la PROFEPA deberán exigir que cumplan con las disposiciones en materia ambiental, si estas instituciones y sus funcionarios no cumplen con sus obligaciones cometerán omisión y contubernio, lo cual constituye un delito.
Los trabajadores ladrilleros deben organizarse y exigir sus derechos laborales, así como la sociedad civil exigir el respeto a sus derechos constituciones, particularmente el derecho a un ambiente sano y no contaminado.
Los propietarios de los hornos ladrilleros por su nivel escolar ignoran todos los procesos y procedimientos legales y administrativos que deben cumplir, lo que, como marca la ley, no los exime de su cumplimiento.
Para dar un ejemplo de la gravedad de la situación, las investigaciones realizadas por diversas instituciones académicas evidencian que el límite máximo de Bifenilos policlorados permitido por la Norma Oficial Mexicana NOM-133-SEMARNAT-2001, es de 5 mg/kg de suelo urbano, pero muestras obtenidas de suelo urbano de San Nicolás, Tequisquiapan presentaron valores de 1517 y 5000 mg/kg, lo que representa entre 300 y 1000 veces arriba del límite permitido, así mismo el 50% de la población infantil muestreada en San Nicolás presentó bifenilos policlorados en sangre, además de lindano, plomo y arsénico.
En resumen los hornos ladrilleros artesanales son una fuente de trabajo donde se mezcla ignorancia, omisión, corrupción, ineficiencia tecnológica, explotación laboral, contaminación y daño a la salud, no por ello debe omitirse su regulación y correcto funcionamiento.
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