La flora de Querétaro, arte y ciencia en el Códice de la Cruz-Badiano

El Códice De la Cruz-Badiano, sus antecedentes

Joaquín Antonio Quiroz Carranza

EZEQUIEL MONTES, QRO., 8 de enero de 2024.- Tras la caída de México-Tenochtitlan, en el año de 1521, en manos de los invasores europeos, la denominada Nueva España fue sumergida en una etapa de oscurantismo y rapiña, los europeos, sabiéndose vencedores, buscaron a toda costa apoderarse de bienes, tierras, almas, esclavos y saberes, imponiendo con la espada y la cruz un “Nuevo Mundo”. La conquista del valle del Anáhuac desarticuló memorias, costumbres, saberes y creencias. Con el asalto definitivo sobre Tenochtitlan, los mexicas abandonaron la ciudad y se establecieron en Tlatelolco, lugar donde los “cristianos” aún no llegaban, pues se habían quedado en Coyoacán, donde ahorcaron a nobles y plebeyos. La barbarie hispana no tuvo límites, a los sabios mexicas los lanzaron a los perros para que los comieran vivos.

El comportamiento salvaje de los extranjeros los llevó a extremos casi suicidas, pues con esa furia vehemente, los conquistadores destruyeron templos, esculturas sagradas y gran cantidad de documentos prehispánicos, donde los científicos mexicas habían sistematizado los grandes conocimientos construidos durante siglos de observación y experimentación. La forma en que Cortés y sus hordas organizaron el asalto definitivo sobre México Tenochtitlán, se nombró durante la guerra imperialista de los Estados Unidos contra Vietnam, como de “tierra arrasada”.

A sólo un año de la caída de México Tenochtitlán, comenzó la tortura y asesinato de nativos a manos de la inquisición, organizada por los estados feudales y pre-capitalistas europeos en coordinación estrecha con la iglesia católica y protestante. Lo más importante para Fray Juan de Zumárraga primer obispo e inquisidor de México era el enjuiciamiento de los nativos, las causas: poligamia, bigamia, amancebamiento, hechicería, adivinación y superstición, pretextos que encubrían el verdadero objetivo: continuar con la acumulación originaria de capital como preámbulo del advenimiento del modo de producción capitalista.

La avaricia de los ibéricos y la furia inquisidora y esquizofrénica de los integrantes de la iglesia católica y protestante, sumergieron al Nuevo Mundo en una crisis profunda: escasez de alimentos, carestía, mal estado de los alimentos, desnutrición, falta de abastecimiento de agua, hacinamiento de las poblaciones, sublevaciones continuas, represiones armadas, epidemias por enfermedades traídas de Europa (tifus, viruela, sarampión, tifoidea, hepatitis, rubeola, paperas, tosferina, neumonía, salmonelosis), además de inundaciones y otros desastres naturales potenciados por la ignorancia de los ibéricos y el asesinato directo o indirecto de técnicos y científicos nahuas, quienes sabían controlar las avenidas de agua y debido a que los canales y diques fueron destruidos por la aplicación de esa práctica bélica de “tierra arrasada”.

Tan grave era la situación que, el propio Fray Juan de Zumárraga, principal representante de la iglesia católica y primer Inquisidor oficial en la Nueva España, escribió una carta, en 1528, al Rey de España, señalando que: “sólo un milagro puede salvar a la Nueva España para la cristianidad”, y para 1531 inventan el “milagro”, en el Cerro del Tepeyac, le aparecen a Juan Diego, mientras éste caminaba rumbo a Tlatelolco, a Santa María Tonantzin, Virgen de Guadalupe, pero este “milagro” no fue suficiente, la barbarie hispana era demasiada.

Los peninsulares militares, religiosos y civiles depredadores, no se dieron cuenta que al destruir los documentos mexicas les sería imposible la conquista natural del Nuevo Mundo. Algunos eclesiásticos, con otra visión, observaron que el Nuevo Mundo, a pesar de los milagros, se desmoronaba para la cristiandad, por ello y para su provecho impulsaron la sistematización del conocimiento indígena en diversos libros, uno de estos es el conocido como Códice de la Cruz-Badiano, escrito por Martín De la Cruz y Juan Badiano, dos médicos nahuas. Este libro contiene 140 páginas, se mencionan 224 plantas medicinales y cuenta con 185 ilustraciones. Este “librito”, como lo llamó Martín De la Cruz, se elaboró por encargo de Francisco de Mendoza para lograr dos objetivos: mantener el subsidio real al Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco y mostrar al Rey un producto más de ese gran portafolio de negocios que representó la conquista y colonización del “Nuevo Mundo”.

Para conocer más sobre este tema se invita a la exposición gráfica “La flora de Querétaro, arte y ciencia en el Códice de la Cruz-Badiano” que se llevará a cabo entre el 13 y 17 de enero de 2025 en el Salón de usos múltiples de la Casa de la Cultura de Ezequiel Montes, Qro., ubicada en la Calle Benito Juárez No. 136 Centro, y cuya inauguración se llevará a cabo con una conferencia sobre el mismo tema el lunes 13 de enero de 2025 a las 11 am.

Proyecto realizado con apoyo del Sistema de
Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales. Secretaría de Cultura.