Por Luis Andrés Quiroz Cantú
QUERÉTARO, QRO., 23 de noviembre de 2024.-Diversos son las factores que modifican o alteran los procesos mentales de las personas, de las mascotas y los animales domésticos. Estos factores los podemos reunir en dos grandes grupos: los naturales y los generados por las actividades humanas.
Entre los factores naturales resaltan los de caracter atmosférico como son: la radiación solar, el viento, la lluvia, la temperatura, la humedad, así como también las características topográficas, orográficas y la biota o biodiversidad presente en un sitio y tiempo determinado. Particularmente la atmósfera protege a los seres vivos de los rayos solares y permite que la vida se desarrolle, pero la modificación brusca de sus parámetros, como son el frío o el calor, inundaciones, vientos intensos, etc, generan cambios en el comportamiento mental de las personas y los animales.
Por otra parte, el ser humano ha creado muchas tecnologías que permiten el avance de la ciencia en muchas diferentes ramas, claro con la consecuencia de dañar la estratósfera, la capa de ozono y expulsando al ambiente gases de efecto invernadero, los cuales atrapan el calor, provocando que los veranos sean más calurosos, se presenten fenomenos desastrosos como DANA, entre otros.
La fauna silvestre, como pueden ser los venados, coyotes, ardillas, tortugas, distintas aves y otros, pueden, si sus habitats son alterados, introducirse en las zonas urbanas y ser portadores de garrapatas, pulgas y otros vectores que transmiten a las personas enfermedades infecciosas.
Los animales no domesticados como serpientes, insectos, arácnidos y otros, cuyas características físicas o de apariencia les da una oportunidad favorable para ser adoptados y potencialmente domesticados, pueden también transportar vectores de enfemedades hacia los seres humanos.
Debemos entender que al alterar los patrones climáticos y atmosféricos, invadir los ecosistemas y habitats de las especies silvestres o contaminar el aire, el agua y el suelo, estamos transformado y creando condiciones cuyos efectos se evidencian en el comportamiento mental y emocional de las personas, causando ira, depresión, tristeza, temor, entre otras afecciones que reducen nuestra tranquilidad, felicidad y las expresiones de compasión y amor, ya sea por las mascotas, por animales dóciles, seres humanos y el entorno natural.
Un ambiente en equilibrio, sin ruido, con vegetación, sin contaminación, con espacios de relajación disminuyen la presión sanguínea, el estrés y la ansiedad, provocan un incremento en la producción de oxitocina, la hormona del amor, de la calma y el contacto, mientras que un ambiente en desequilibrio incrementa la producción de adrenalina, la hormona del estrés, como cuando sentimos miedo, frio, mucho calor, entre otros.
Asi de simple, un ambiente en equilibrio y armonia se traduce en una mayor producción de oxitocina en el organismo y ello hace que las personas sean más amorosas, pacíficas, calmadas y tiendan a buscar el contacto humano, mientras que un ambiente caótico y en desequilibrio estimula la producción de adrenalina, las cual conduce a comportamientos violentos, competitivos, estresantes, ¿qué prefieres?