Joaquín Antonio Quiroz Carranza
QUERÉTARO, QRO., 15 de noviembre de 2024.- Cuando escuchamos sobre biotecnología, inmediatamente nos imaginamos procesos supercomplejos y alejados de nuestra realidad, sobre los cuales -creemos- no tener ninguna influencia o cercanía, excepto como pasivos consumidores de los productos y servicios generados por esos procesos biotecnológicos. Pero nada más alejado de la realidad, la biotecnología es tan antigua como los seres humanos en el planeta.
Pero ¿qué es la biotecnología? La biotecnología es la rama del saber, sistemático o no, que posibilita realizar procesos utilizando seres vivos o sus derivados para mejorar la calidad de vida y el bienestar de los seres humanos, los animales, las plantas, los cultivos y el ambiente natural. Los seres vivos utilizados biotecnológicamente pueden ser plantas, hongos, bacterias, insectos, arácnidos, serpientes, mamíferos, entre otros y sus derivados pueden ser células, tejidos, órganos, metabolitos, toxinas, por nombrar algunos; los resultados pueden ser útiles a la salud humana, la cosmética, la alimentación, la producción agropecuaria, la regeneración de ambientes degradados, entre otras aplicaciones.
Entre los procesos biotecnológicos más antiguos tenemos los extractos vegetales oleosos, los míticos ungüentos de brujas, la fermentación del pan, del vino, del yogurt, la fabricación de quesos, el nixtamal, las pócimas y elíxires, las vacunas biológicas, entre muchos otros. Algunos nos parecen tan obvios que pensar sean procesos biotecnológicos nos causa hilaridad.
Pero hoy más que nunca la biotecnología se ha convertido en una disciplina científica alejada de la gente, encerrada en cotos universitarios y centros de investigación, empresas farmacéuticas, alimentarias y hasta espaciales. Nada que ver con el ciudadano de a pie y sus verdaderas necesidades. Pero desde 1980 gracias al luchador social y comunista mexicano Eugenio Martínez Bravo, se desarrolló lo que hoy conocemos como microdosis, las cuales son extractos de plantas, animales o minerales, cuya aplicación lingual promueve la mejora de las funciones de órganos y tejidos, sin importar la dolencia o afección que sea.
Las microdosis son un desarrollo biotecnológico de carácter social cuya orientación es directamente el beneficio en la calidad de vida y el bienestar de las personas, su mecanismo de acción es electrofisiológico, es decir son impulsos o cargas eléctricas de bajo voltaje contenidas en las plantas que despolarizan y re-polarizan las células, logrando generar señales eléctricas desde la lengua al hipotálamo y la corteza cerebral, y desde allí, hasta el órgano o tejido blanco o punto efector.
Mediante las microdosis se contribuye positiva y significativamente en situaciones como: cálculos renales, vesiculares, ácido úrico, espolón calcáneo, quistes, gastritis, colitis, hernia hiatal, estreñimiento, dolor menstrual, problemas hormonales, problemas tiroideos, ansiedad, depresión y otros problemas del sistema nervioso, desgaste de cartílagos, osteoporosis y muchas afecciones más.
Obviamente que, para lograr un beneficio altamente significativo, es necesario indicar a las personas la necesidad de sanar su comportamiento emocional, espiritual, psicológico, energético, físico-biológico, social, económico, relacional y ambiental. Esto desde un punto de vista ético, donde la interacción entre las personas y los productos biotecnológicos es bidireccional y corresponsable, informado y principalmente bajo libre albedrío.
En El Ahuehuete, productos naturales, elaboramos más de 80 tipos diferentes de microdosis o extractos vegetales y las personas pueden solicitar gratuitamente la orientación sobre cuales son los indicados para su situación particular. Estamos ubicados en Carretera Federal 120-1, local 107, Plaza Centenario, Tequisquiapan, Qro., también se puede solicitar la orientación por whatsapp o vía telefónica al 442 377 5127.
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