Joaquín Antonio Quiroz Carranza
QUERÉTARO, QRO., 25 de octubre de 2024.- El Malleus maleficarum o martillo de las brujas, un manual de tortura, fue escrito por dos sacerdotes católicos con la autorización del papa Inocencio VIII. Dicho libelo comienza diciendo “Fémina viene de fe y minus. La fe de la mujer es menor que la del hombre. La mujer es ligera y crédula; se inclina siempre a creer. Debemos cuidarnos de ella por ser la que atiende los halagos de Satanás. Torturadla hasta que confiese”. La influencia de ese texto nos llega hasta nuestros días y se expresa en el machismo, en el patriarcado, en el feminicidio, en la continua desvalorización de lo femenino. Por ello es inconcebible una feminista católica, una mujer creyente es una persona que besa sus cadenas, que abraza a sus opresores. Una mujer religiosa, parafraseando a Salvador Allende, es una contradicción hasta biológica.
Las religiones, y particularmente la católica nació de la persecución y la tortura de sus primeros seguidores y se volvió la perseguidora y la torturadora por excelencia, su objetivo no sólo fue lacerar cuerpos sino sobre todo mutilar almas, imponer el miedo para acabar con toda rebeldía, doblegar espíritus para dar paso a la acumulación originaria del capital y abrir camino al establecimiento del capitalismo.
La bruja, cuyo nombre se remonta a lenguas muy antiguas, significa poder femenino, conocedora de su poder, mujer sabia. Y por ende brujo, poder masculino, conocedor de su poder, hombre sabio. ¿Qué características y cualidades tenían y tienen las brujas y brujos?, fueron y son seres humanos que aprendieron de la observación, que son capaces de fluir con el viento, conocen el poder curativo de piedras y plantas, en aquellas épocas oscuras aprendieron el uso de las plantas para impedir el embarazo, promover el aborto, intensificar placeres sexuales, sanar enfermedades, conocieron y trasmitían básicamente un valor inmaterial: la libertad. Las brujas fueron las feministas de la edad media, en secreto promovían el derecho de la libre sexualidad y el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, banderas modernas de la 4T.
Una mujer o un hombre libre es inmortal aunque lo quemen en la hoguera, por ello el papa Pío V, en una de sus encíclicas señalo “Torturad sin compasión atenazad, destrozad sin misericordia, quemad despiadadamente a vuestro padre, a vuestra madre, a vuestros hermanos, si no se someten ciegamente a la iglesia católica, apostólica y romana”, esta cita, resume el significado de la religión católica ayer, hoy y en el futuro, por más que quieran bañarla de amor, perdón y misericordia.
Pío V creía haber recibido del creador el derecho de dar o quitar la vida, nivel de locura extrema, cualidad que expresan sacerdotes católicos y de otras congregaciones en la actualidad, baste recordar al cura Enrique Meza de la localidad de San Miguel Canoa en el estado de Tlaxcala que, en septiembre de 1968, utilizando las clásicas mentiras de la religión, azuzó al pueblo ignorante para lanzarlos contra 5 trabajadores universitarios, a los que mataron a machetazos al grito de ¡mueran los comunistas!, (https://www.gob.mx/agn/articulos/la-masacre-de-san-miguel-canoa-la-intolerancia-que-desencadeno-el-horror) lo mismo que Inocencio VIII y Pío V, contra las brujas. No hay diferencia. Así también de horrendo es la incalculable cantidad de sacerdotes de cualquier congregación pederastras, acosadores de las mujeres que asisten a misa, corruptos, que se enriquecen y hacen negocios al cobijo del poder eclesial.
La iglesia católica, apostólica y romana impulsó la inquisición en Europa, creo leyes eclesiales, manuales de tortura, sobre todo contra las mujeres, asesinó en el viejo continente a más de 500 mil seres humanos, la mayoría en la hoguera. Implantó su método en América con el fin de coadyuvar al saqueo de las dos únicas fuentes de riqueza: los recursos naturales y el trabajo, en ese tiempo esclavo, y hoy asalariado. Esa proeza religiosa le costo al “Nuevo Mundo” más del 90% de sus pobladores nativos, nuestros ancestros.
El Malleus maleficarum no es cosa del pasado, ni las brujas son asunto de la edad media, ni la opresión eclesial es asunto de la historia, son eventos actuales y vigentes, pues los monopolios, los estados opresores y las iglesias son la santa trinidad de la explotación, el saqueo y la corrupción.
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