Por Luis Bárcenas Vázquez
QUERÉTARO, QRO., 23 de octubre de 2024.- Se ha anunciado que la dirigencia nacional de Morena se reunirá el próximo jueves con la militancia en Querétaro, aunque solo si los cabecillas de los grupos que han capturado el partido permiten el acceso a los militantes. En Morena, la experiencia ha demostrado que aquellos que no pertenecen a ninguna de las camarillas son desplazados por una turba de arribistas que forman la base clientelar de esas facciones. No obstante, esto es solo una anécdota más de la picaresca morenista.
La verdadera intención de los dirigentes nacionales no es dialogar efectivamente con la militancia, sino legitimar sus decisiones bajo la narrativa de que estas cuentan con el respaldo de cientos de reuniones a lo largo del país. Esta práctica de simulación, iniciada por Yeidckol Polensky y perfeccionada por Mario Delgado, ha arraigado en Morena, relegando el Estatuto del partido a un simple archivo muerto, especialmente en lo que respecta a la elección de candidaturas.
Aquellos que nos unimos a Morena con la convicción de construir un partido verdaderamente democrático debemos aceptar que en Querétaro Morena no está bien. Aunque los resultados del último proceso electoral podrían indicar lo contrario, no debemos engañarnos. Los “cuatro fantásticos” del partido han celebrado estos resultados, pero cuando el humo de los festejos se disipe, será crucial realizar un análisis objetivo que permita diagnosticar y corregir la situación.
La simulación y el sectarismo han hundido a otros partidos, y si permitimos que Morena siga ese camino, el declive será aún más rápido, ya que los valores originales del partido son, por naturaleza, antagónicos a dichas prácticas. La reunión con la dirigencia nacional puede ser el catalizador necesario para corregir el rumbo de Morena en Querétaro. Todavía estamos a tiempo.
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