Las emociones como factores carcinógenos

Por Joaquín Antonio Quiroz Carranza

QUERÉTARO, QRO., 13 de octubre de 2024.- Las emociones y sentimientos son impulsos o cargas electrofisiológicas de bajo voltaje, que estando en armonía contribuyen a la salud y en desequilibrio a la enfermedad. Las vidas humanas soportadas en el artificio y el autoengaño, es decir en una existencia irreal construida desde la mentira, es el sustento de todo tipo de enfermedades graves y crónicas.

Las principales emociones y sentimientos negativos como el pesimismo y el resentimiento son el sustrato de enfermedades como el cáncer. Las personas pesimistas y resentidas difícilmente se sienten plenas o felices, cotidianamente se quejan, viven tensos y rígidos, tienden a actuar y guardar las apariencias, les preocupa demasiado “el que dirán”.

Las personas pesimistas y resentidas siempre se hallan agobiadas por sus obligaciones y por lo mismo agobian a las demás, evitan demostrar sus sentimientos, buscan ser objetivas y racionales, desean el éxito material, tienden a la acumulación de cacharros. Son individuos con gran dificultad para perdonar tanto a los demás como a sí mismos, se sienten culpables, y poseen una autoestima baja, su resentimiento o rencor con el tiempo se transforma en odio y amargura. Llevan una existencia apesadumbrada, densa y llena de dificultades, viven de la apariencia, rinden culto a la imagen, viven anclados al pasado.

Particularmente el cáncer es resultado de la vacuidad social, es decir del vacío, no existe contacto profundo con uno mismo y con los demás, son vidas superficiales, con ausencia de significado esencial. Afirman amar al prójimo, pero viven en la continua crítica, la envidia, el odio a sus semejantes. Dicen amar al prójimo, pero buscan la forma de extraerle su riqueza, sus bienes o de aprovecharse de su persona y cuerpo, sin importar que dañen su dignidad. Dicen que sus hijos “son su mayor tesoro” pero los golpean como una forma de “educación”, abandonan a sus hijos por ir a una fiesta, porque dicen “también tengo derecho a ser feliz” o se justifican con frases como “tengo que trabajar para mantenerte”.

El 80% de los seres humanos nacemos sin ser programados, ni deseados, porque ninguna pareja dice: “tengamos sexo para gestar un bebé”, se tiene sexo por placer y cuando ocurre la fertilización del óvulo, comienza el viacrucis: en la mayoría de los casos el hombre escapa, incluso huyendo como migrante o simplemente desprecia a la mujer. La mujer gestante, sobre todo entre más joven, sufre, llora, se deprime, busca la manera de abortar, ninguno de los dos padres biológicos deseaban, ni programaron tener un bebé. 

Se crece en el vientre materno sin haber sido programado, deseado, durante la gestación hay culpa, pues se cree en el “pecado”, hay condena familiar porque se “mancilló el honor familiar”, hay agresión física y verbal, desprecio, abandono, sufrimiento, deseo de abortar. Todas estas fuerzas estresoras, son agentes físicos, cargas eléctricas de bajo voltaje que impactan en los procesos genéticos, transformando los protooncógenes en oncogenes. En un proceso muy largo, pueden transcurrir décadas antes de que se presente un tumor.

La alegría, la felicidad, la plenitud son resultado del bienestar con uno mismo y con los demás, son el basamento de la salud, y no pueden ser compradas, vendidas, ni intercambiadas por ningún bien material, pues son propiedades intangibles e inmateriales, son parte del alma humana. 

Los sentimientos y emociones positivas comenzando por el amor, la empatía, la solidaridad, la alegría, la felicidad, la tranquilidad, la paz, entre otras, son las condicionantes de una vida saludable, son el mejor tratamiento preventivo contra toda enfermedad grave o crónica.

Mayor información al 442 3775127