Giordano Bruno, a la hoguera por pensar diferente

Joaquín Antonio Quiroz Carranza

2 de octubre de 2024.- Giordano Bruno en realidad Filippo Bruno (1548-1600), fue un estudioso de la naturaleza, un buscador incansable del conocimiento sobre los fenómenos del entorno, su herramienta: la continua reflexión y el pensamiento libre. Para entender su forma de pensar es necesario traer a colación una anécdota de su vida.

Ésta ocurrió cuando estudiaba con los Dominicos, en un determinado momento, el maestro de Bruno explicaba al grupo de estudiantes que: el diablo es un ser que puede transformarse en cualquier forma y engañar a los humanos, sobre todo a las mujeres, porque son débiles y poseen menos fe que los hombres. En esa época se hacia referencia que la palabra mujer devenía de fémina, y esta significaba “menos fe”.

Entonces Giordano, solicitó la palabra y reflexionó: maestro, de acuerdo a sus explicaciones podríamos considerar que el diablo pudo haberse transformado en lo que conocemos como el Arcángel Gabriel y que María, siendo mujer, era fácilmente engañable, y que por lo tanto Jesús no sería hijo de dios, sino del Diablo, y en consecuencia actualmente adoramos al diablo y no a dios.

El maestro enfureció, y dicto penitencia contra Bruno, lo que significó que éste paso varias semanas en la celda de castigo, por blasfemia y herejía, es decir sólo por pensar diferente.

La mayoría de las sociedades humanas han establecido creencias y prejuicios, dioses y diablos, que cambian de sentido según convenga a los poderosos. La Inquisición, una de esas nefastas instituciones que el ser humano ha creado, como los campos de concentración del nazifascismo, la guerra sucia y los vuelos de la muerte del Estado Mexicano, entre muchas otras, son las formas más extremas del fanatismo, la intolerancia y la ignorancia humana.

Instrumentos para imponer el oscurantismo frente al conocimiento, el patriarcado frente a los deseos y anhelos de las mujeres; el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo, el imperialismo y el neoliberalismo, frente a las revoluciones sociales como aquellas organizadas, sobre todo por mujeres, contra el cercamiento en la edad media, o las del siglo XX y XXI.

Este tipo de reflexiones sobre las creencias religiosas, el mundo natural y social al estilo de Giordano Bruno, lo recrea José Saramago en su libro “El Evangelio según Jesucristo”, sobre todo en el momento en que Jesús se rebela contra Dios señalándole que él no esta de acuerdo con el destino impuesto por su “Padre” y se da una ácida reflexión entre el Diablo y Dios, donde éste último termina por imponer su voluntad y, Saramago enuncia, a manera de edicto divino, una larga lista, todo tipo de masacres, asesinatos y quemados en la hoguera, porque fue la “voluntad de Dios”, ese Dios del amor y del perdón, paradojas de la fe.

La forma de pensar de Giordano Bruno, como la de muchos otros librepensadores, provocó que el santo oficio le dictara condena: ser quemado vivo en la hoguera. Cuentan las leyendas que, ya en la hoguera, Giordano Bruno gritó al verdugo: ponle más leña, al fin que yo la pago. Puesto que el santo oficio le cobraba al condenado todos los gastos del arresto, encarcelamiento, tortura y todos aquellos necesarios para quemarlo en la hoguera, porque a fin de cuentas era para liberarlo de las garras del oscuro, del demonio y limpiar su alma. ¡Gracias, no cabe duda, habría que agradecerle a la inquisición semejante acción purificadora!