Hornos ladrilleros en Tequisquiapan: Ilegalidad y corrupción

Por Joaquín Antonio Quiroz Carranza

TEQUISQUIAPAN, QRO., septiembre 26 de 2024.- En el municipio de Tequisquiapan, Qro se ubican 272 hornos ladrilleros artesanales que utilizan como combustible: aceite automotriz y madera residual, combustóleo, residuos industriales, neumáticos de desecho y otros. En conjunto, emiten 292,400 toneladas de gases y partículas nocivas anualmente, afectando la salud de 40 mil habitantes de San Nicolás, Bordo Blanco, La Trinidad, Cabecera municipal, El Cerrito y Santa María del Camino, además de contaminar el suelo, el agua, los cultivos y el ganado así como los productos derivados: vino, leche, quesos, carne y hortalizas.

Los contaminantes emitidos por los hornos ladrilleros son: monóxido de carbono, dióxido de carbono, monóxido de nitrógeno, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, arsénico, bario, cadmio, cobre, hierro, manganeso, selenio, estroncio, mercurio, zinc y los más peligrosos: dioxinas, bifenilos policlorados, furanos y hexaclorobencenos.

Particularmente, el límite máximo de Bifenilos policlorados señalado por la norma oficial mexicana NOM-133-SEMARNAT-2001, es de 5 mg/kg de suelo urbano, pero en el suelo urbano de San Nicolás, Tequisquiapan la cantidad oscila entre 1500 y 5000 mg/kg, esto es entre 300 y 1000 veces más, respecto a límite máximo. Así mismo el 50% de la población infantil muestreada en San Nicolás presentó bifenilos policlorados en sangre, además de lindano, plomo y arsénico.

La contaminación ambiental y el daño a la salud humana generada por los hornos ladrilleros artesanales se debe fundamentalmente a la corrupción practicada por políticos locales y/o sus familiares cuyas empresas están registradas ante SEMARNAT como autorizadas para la recolecta y transporte de residuos industriales y tóxico-peligrosos para su entrega en sitios de confinamiento o tratamiento, pero en realidad se los venden a los productores ladrilleros. De la misma forma los talleres mecánicos hacen lo propio con el aceite automotriz residual y otros desechos del ramo.

Las emisiones generadas por los hornos ladrilleros provocan enfermedades crónicas y graves, como son: cáncer, cloracné (un acné muy agresivo), afecciones hepáticas, renales y respiratorias, malformaciones congénitas, depresión del sistema nervioso central, daños reproductivos, entre otras.

Todo esto ocurre a pesar del marco legal vigente para proteger al ambiente y la salud humana, como son: el articulo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Ley General del Equilibrio y la Protección del Ambiente (LGEEPA), la Ley de Protección Ambiental para el Desarrollo Sustentable del Estado de Querétaro, el Reglamento de Protección Ambiental para el Desarrollo Sustentable de Tequisquiapan, las Normas Oficiales Mexicanas correspondientes y el Código Penal Federal, que en sus artículos 414, 415 y 416 señala que se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y de trescientos a tres mil días multa al que ilícitamente, o sin aplicar las medidas de prevención o seguridad trafique residuos, incinere y lance a la atmosfera gases dañinos.

Como una alternativa para eliminar la contaminación generada por los hornos ladrilleros sin violentar los procesos convencionales de producción, se propone el establecimiento de una planta municipal de bloques compactos (briquetas) elaborados con estiércol, aserrín, poda municipal y otros desechos orgánicos. Su uso eliminará las emisiones de partículas tóxico peligrosas, minimizará en 33% las emisiones de dióxido de carbono, óxido de nitrógeno, 28% menos de óxido de azufre, el 100% del metano que genera el estiércol vertido a cielo abierto, así como el 100% del arsénico, bario, cadmio, cobre, hierro, manganeso, selenio, estroncio, mercurio, zinc, bifenilos policlorados, furanos, dioxinas y hexaclorobenceno. Esto reducirá la contaminación y mejorará los ingresos económicos de los productores ladrilleros. Las briquetas y su uso como combustible ya se hace en Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Italia, Alemania y otros países.

Además, la contaminación no generada puede comercializarse en el mercado de los bonos de carbono (de acuerdo con el Protocolo de kyoto). Esto permitirá a los trabajadores ladrilleros obtener ingresos del extranjero, sólo por no contaminar. Así mismo se puede impulsar el turismo en San Nicolás, Tequisquiapan de forma tal que los ladrilleros, con ayuda de maestros ceramistas residentes en la cabecera municipal, promuevan que los turistas elaboren piezas de cerámica de arcilla y mientras estos últimos hacen su recorrido por las rutas del queso y el vino, los ladrilleros cocerían las piezas. Con esta medida se reduce el esfuerzo laboral, se incrementan los ingresos, se reduce la contaminación y se promueve la cultura y el turismo.

La presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo, el senador federal por Querétaro Gilberto Herrera Ruiz y el presidente municipal de Tequisquiapan Héctor Magaña Rentería han sido puntualmente informados de la situación, mediante la entrega en mano del libro “Entre humo y arcilla: contaminación ambiental y sobrevivencia humana en la producción artesanal de ladrillos” publicado por el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, el cual puede obtenerse gratuitamente en la siguiente liga: https://www.atmosfera.unam.mx/wp-content/uploads/2021/12/LadrillerasLibro.pdf , libro que describe puntualmente el problema de la contaminación, la explotación laboral y la violación al marco legal vigente que generan estas relaciones de producción.