La consulta popular —que despertó muy poco interés entre los ciudadanos por su ambigüedad— proporciona una radiografía del estilo político obradorista: el proyecto del presidente necesita estar permanente en campaña y en conflicto, ya sea con un enemigo real o inventado, y en todo momento haciendo una propaganda comparativa para exaltar sus virtudes o beneficios. En el fondo, lo que hay es la construcción continua de distractores para que no se juzgue la realidad del gobierno actual, los resultados concretos.