Querétaro: Historia de Felipe Carrillo Puerto, Pueblo agredido y devastado por el Progreso, la modernidad y el desarrollo

Por Jorge Coronel

QUERÉTARO, 31 de enero de 2017.- “La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido.” Milan Kundera.

¿Para qué sirve un libro? Sirve, entre otras cosas, para derrotar al olvido: la verdadera muerte. Prueba de ello es la reciente aparición de “Voces de ancianos en las manos de los niños”, texto que rescata la historia del pueblo de Felipe Carrillo Puerto, ubicado al norponiente del municipio de Querétaro.

Característica primordial de este trabajo lo constituye el hecho de que es una obra comunitaria cuya responsabilidad recayó en una parte de los vecinos del lugar: “Los Mezquites” (mayores de 60 años); “Los Papalotes” (niños y adolescentes); y “Los Zapotes” (adultos jóvenes).

Esta tercia apeló al recuerdo y lo contrastó con el hoy en día. El resultado puede sintetizarse de la siguiente manera: “Carrillo Puerto es un pueblo que ha sufrido una violenta transformación pues, siendo rural, de pronto fue devorado por la gran industria y el gran comercio” (Página 19).

Los ancianos recuerdan que Carrillo era “un gran jardín con mucha agua (…) Había muchas higueras, limoneros, zapotes, naranjos”. (Página 27).

“Aunque fuéramos muy pobres, antes nadie se moría de hambre, porque después de la cosecha, los campos se abrían y cualquiera podía pasar a recoger o pepenar lo que quedaba”. (Página 29).

Aquí está toda la historia del pueblo de Carrillo: cómo eran las casas de “antes”; cómo se bañaban los antiguos habitantes; qué se comía; cómo parían las mujeres; cómo se curaban los vecinos; cómo eran los casorios; en qué se trabajaba; cómo era la escuela; a qué jugaban los niños; el fútbol; las fiestas y celebraciones; las leyendas; los “Vivache” (banda infantil de música)…

¿Pero qué pasó con toda esta riqueza de Carrillo? ¿Cómo se fue perdiendo? Las respuestas las encontramos en el capítulo III: el Carrillo “moderno” (página 71).

Don Jacinto resume lo que sucedió con su pueblo: “Hace como 55 años comenzó la urbanización, que duró 25 años y acabó con el agua limpia (…) La gente dejó de escuchar el canto del gallo y se acostumbró al silbido de las fábricas (…) Nuestra comunidad ha sido tragada por la mancha urbana… Desgraciadamente nuestra gente no sabe defenderse, y es cuando el gobierno le expropia sus tierras (…) la gente fue engañada vilmente y despojada de sus tierras y el pueblo quedó alejado de la mano de Dios”. (Página 74).

“Voces de ancianos en las manos de los niños”, es una coedición del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes y la Unidad Regional de Culturas Populares, con un tiraje de 1,000 ejemplares.

SOMOS PUEBLO DE CARRILLO

“(…) Nos dicen de la ´otra banda´, nos dicen ´pata rajada´, y en vez de ponernos tristes, soltamos la carcajada. Nos tratan de clase baja, como hijos de la tiznada, más con orgullo  hñähñú les alzamos la quijada”.

(…) Resulta que un día la vida se complicó. Llegó el gran demonio ladino que gran progreso ofreció. Entonces los campesinos malbarataron sus tierras, huyeron pa´l otro lado y la vida se hizo perra. Un gran monstruo invadió al pueblo con sus mil fierros  y a muchos los obligó a convertirse en obreros. Obreros de muchos turnos con sus tiempos desquiciados, los diurnos y los nocturnos, los chavos abandonados. Pero lo bueno del pueblo es su enorme corazón y dijimos: ´ ¡Ya está güeno!´, y cambiamos de visión. Podemos ser muy felices, gritamos con emoción: practicar el buen vivir, ésa es nuestra decisión”. (Páginas 89 y 90).

¿Para qué sirve este libro? Sirve para derrotar al olvido: la verdadera muerte.