La Montaña
Oscar Loza Ochoa
Sinaloa, México, 1 de Noviembre de 2015.- Este miércoles 27 los familiares con desaparecidos volvieron a desplegar mantas en la explanada de Palacio de Gobierno. Lo hacen en el marco de recuperación de los restos de dos personas desaparecidas (duro consuelo para los familiares que los buscan vivos). No son días fáciles los que vivimos en este país, pues hay otros extremos tan duros como ese, pero donde no existe ni el consuelo de encontrarlos muertos, simplemente siguen como desaparecidos. Y Voces Unidas por la Vida vuelve a exigir la continuación de las audiencias con el gobernador Mario López Valdez.
A finales de 2014, el licenciado López Valdez se comprometió a realizar una audiencia mensual con familiares y atender dos casos en cada reunión. Y habrá que reconocer que en las tres sesiones de trabajo se pudo avanzar en el esclarecimiento de dos casos de desaparecidos y la entrega de sus restos a sus familias, la adquisición de tres perros especializados en la búsqueda de personas, la creación de un fiscalía especializada en desapariciones forzadas en el norte del estado y algunas otras cosas.
Pero inexplicablemente las audiencias se cortaron en el mes de abril y por ningún lado se encuentra al gobernador. También hay que decirlo, las cosas no han marchado como se esperaba en la Procuraduría de Justicia, pues hasta como alivio han visto que ante las presiones nacionales e internacional, la PGR y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del Delito (CEAV), se hayan involucrado en los casos de desaparición forzada en el estado. Como todos los expedientes se han vuelto a formar a partir de la información proporcionada por los familiares y la creación del banco de ADN también, vieron hasta con simpatía la concentración en el trabajo con estas instituciones, mientras quedan en el limbo los compromisos anteriores.
Voces Unidas por la Vida ha hecho búsqueda directa en la ciudad de Culiacán para localizar a desparecidos, sin el apoyo de la autoridad, a pesar de los riesgos naturales que ello implica. Por ello regresa a la carga replanteando las audiencias y se planta a lo largo de dos horas en la explanada de Palacio de Gobierno.
Las cosas tampoco marchan bien en otros aspectos importantes para la vida del estado. El problema de los desplazados no es un fenómeno ni fortuito ni pasajero ni ajeno a nuestros intereses. Los atropellos que se cometieron en las comunidades rurales del municipio de Tamazula por la Marina y el desdén de las autoridades civiles, se vuelve un coctel social poco recomendable, si no se da una respuesta pronta a la situación que se vive por los desplazados.
Se cumple ya una semana de entregarse a las autoridades de Durango y Sinaloa una amplia recomendación sobre dicho problema y que ofrece una salida inmediata a la emergencia mencionada. No hemos recibido respuesta aún. Ojalá llegue. Y adelantamos que en las condiciones actuales no somos de la opinión de que esas personas regresen a sus comunidades de origen, porque el regreso así entraña muchos peligros y la experiencia de 2011 y 2012 en el centro y norte del estado, nos dejaron un mal sabor de boca por la pérdida de, al menos, ocho vidas.
Estamos convencidos que debe trabajarse ya para crear condiciones para el regreso de los desplazados, para que sean atendidas las urgencias de salud, sus necesidades de alimentación y techo, para que los niños vayan a clases (la SEPyC no ha dicho esta boca es mía), para salvaguardar a los enfermos crónicos y a las embarazadas. Y llamamos a los organismos de la sociedad civil a iniciar una campaña con esta divisa: Que la navidad la pasen los desplazados en sus comunidades, no como refugiados.
Callar es aceptar que el desplazamiento de personas por causas de violencia está bien. Y aceptarlo es decir que la travesía de una madre con sus dos pequeños, por la sierra hasta llegar a Cosalá, dándoles maseca con agua de arroyos para que sobrevivieran, es sólo una anécdota y que todo estuvo bien. Con todos los errores oficiales, con todas las violaciones a los derechos humanos, somos un país que reivindica el Estado de derecho como su cimiento. Hoy más que nunca debemos reivindicarlo. Vale.