Por la generación de acciones frente al feminicidio en Querétaro

“Si nada dijiste… cómplice fuiste”

Mtra. Ana Mónica Arceo Millán

Socióloga, psicoterapeuta y especialista en Violencia Familiar.

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Octubre 9, 2015.- Querétaro representa en la actualidad un lugar significativo para el arribo de familias que acuden de diversos puntos geográficos de la República Mexicana, buscando mejorar la calidad de vida y el acceso a recursos como empleo, educación y vivienda.

Al ser un punto estratégico para la migración interna de la nación, la dinámica social se va complejizando cada día, dejando de ver una problemática en la interacción de los diferentes actores sociales que perfilan la vida cotidiana del lugar.

Uno de los fenómenos que se ha gestado en este proceso, ha sido el asesinato recurrente de mujeres radicadas en nuestro municipio y estado. La ciudadanía ha sido testigo en diferentes momentos de la desaparición forzada de jovencitas en edad temprana pertenecientes a las clases populares urbanas. Sin embargo, el hecho de la desaparición deriva ahora en la muerte violenta de las féminas, estructurando la violencia de género y el feminicidio, indicadores que hablan de una cultura patriarcal que niega los derechos y el respeto a las jóvenes, que además les cosifica y reduce a la muerte.

El feminicidio se tipifica como un delito que se origina debido a una educación genérica que observa a la mujer como sujeto de violencia en una escala de desigualdad, se trata de privarle de la vida solo por la condición sexual -de ser mujer-, lo que nos habla de una exclusión social, de la conformación de estereotipos que se fundamentan en un aprendizaje erróneo sobre la figura femenina como objeto sexual, carente de autonomía, de consideraciones de respeto, discriminación y misoginia que configura una patología que refiere cierto nivel de placer y desprecio en el ejercicio de la violencia hacia este grupo de población.

La ocurrencia de este fenómeno, genera otras problemáticas tales como orfandad, en menores de edad principalmente, y pobreza, así como sirve de indicador para medir los niveles de equidad, igualdad y desarrollo entre los géneros, siempre que su aparición vaya en menor grado o haya sido erradicada.

Particularmente en Querétaro se ha incrementado el número de mujeres asesinadas. Y ni qué decir de las jóvenes desaparecidas, que ese es ya otro tema a tratar. En un ejercicio de seguimiento a la prensa local, tenemos que para julio de 2015, se habían contabilizado seis muertes de mujeres de manera violenta y asociadas a abuso sexual, Sin embargo, en los últimos tres meses -agosto a octubre del año en curso- , la cifra ha doblado  el número de víctimas.

Lo lamentable en este sentido, es la negación histórica de las autoridades a asumir la responsabilidad de la seguridad de los grupos vulnerables, no existe un análisis serio con sesgo de género, persiste la cultura del encubrimiento de hechos, como si negando las problemáticas fuesen a desaparecer mágicamente, situación que empeora el abordaje de las muertes.

Por lo general, el acotamiento o explicación al origen del feminicidio culpabiliza a la mujer asesinada, revictimizando a los deudos y familias que sufren el dolor de la pérdida. Así que, nada justifica que alguien detone contra el derecho de vida de un ser un ser humano por el hecho de ser mujer, no debe mediar la excusa vulgar y poco empática del estilo de vida de la víctima, ni su cultura y mucho menos su condición de género. Nada justifica la violencia.

En lugar de callar y negar, se requieren acciones inmediatas a través de los mecanismos gubernamentales. Será una práctica sana y un nuevo reto para la recién llegada administración queretana, ya que hemos notado la ausencia de los organismos que atienden a la mujer en torno a las recientes muertes que se han generado en la localidad. Imagine usted, no vemos respuestas claras aún, pensamos que se debe al reciente arribo en la toma de poder y es prematuro un plan de intervención, o bien ello nos habla de una falta de sensibilización e indiferencia ante el fenómeno que aquí tratamos, entonces, la invitación a la réplica tiene que llegar ya, pero con actos, eso si queremos una gestión gubernamental saludable, esperanza de muchas familias y de quien esto escribe.

He aquí una breve orientación sobre el abordaje del feminicidio, los especialistas indican que su implementación lograría un impacto en la disminución de un 50% de la problemática que se analiza. Se requiere entonces iniciativa y compromiso:

  • Inversión y acción en Política Pública con perspectiva de Género.
  • Programas estructurales que aborden la exclusión social y la desigualdad entre los géneros.
  • Programa de acción social e intervención comunitaria: Casas de acogida para la mujer migrante y sus hijos e hijas. Casa de acogida para mujeres en riesgo de adicciones.
  • Unidades de atención para generadores de violencia.
  • Psico-educación: Campañas preventivas en escuelas y hospitales.
  • Control de armas ilegales en la población.
  • Análisis y detección de zonas de alto riesgo en materia de discriminación de género para implementar medidas de seguridad.
  • Unidad policial especializada en violencia y género.