Querétaro está en venta

Por Alejandro Ruiz (colaboración especial para Voz Imparcial)

QUERÉTARO, QRO., 10 de octubre de 2018.- El esquema de producción capitalista neoliberal ha volcado la mirada hacia valores de uso residuales que en épocas anteriores parecían innecesarios o simplemente accesorios, entre ellos podemos destacar el área de los servicios, los bienes naturales y la cultura, entre otros tantos más; esto ha definido la agenda de los movimientos sociales de las últimas décadas, ya que la defensa de estos recursos y/o espacios ha sido el epicentro del conflicto de clases (sin por esto restar importancia al cimiento primordial del capitalismo: la explotación de la clase trabajadora).

El diseño de las ciudades latinoamericanas ha correspondido, desde épocas coloniales, al diseño de las relaciones sociales de producción; existe pues una correlación entre las necesidades del capital y la distribución del espacio. El crecimiento industrial en México y la reconversión de la zona del Bajío en una zona maquiladora son un proceso que comienza a acentuarse alrededor de la décadas de los 70-80 del siglo pasado y que se acelera de manera alarmante tras la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en el año de 1994; varias ciudades comienzan a expandir sus zonas urbanas y atraer no sólo inversión industrial sino mano de obra de las comunidades rurales o semi rurales que se encontraban cercanas.

El conflicto en las ciudades se ha venido desarrollando en las periferias o “cinturones de miseria” (periferias geográficas pero también incluidas zonas marginales que no necesariamente corresponden a las zonas conurbadas de las ciudades), donde tras este proceso de expulsión y desplazamiento directo e indirecto que se origina por múltiples factores que van desde la violencia y terrorismo de Estado hasta la búsqueda de mejores condiciones de vida siendo, muchas de las veces, invisibilizado por los grandes medios de comunicación.

Las causas de este conflicto se pueden explicar o resumir en 3 grandes ejes:
– La necesidad de multiplicación y expansión del capital
– La especulación inmobiliaria
– La apropiación (o expropiación) cultural para convertirla en un valor de cambio.

La noticia dada a conocer hace algunos días es que el barrio de El Tepetate (conocido popularmente como “El Tepe”), ubicado en los primeros cuadros de la ciudad capital de Querétaro, será el “primer” proyecto para lanzar un “barrio mágico”, esto tras el incendio del mercado (punto central de encuentro y reunión y que guarda un significado tan arraigado para la comunidad) el cual, hasta estos días, se desconoce su origen.

Este proyecto no es nuevo, también en el barrio de San Francisquito hemos venido observando y padeciendo un intento similar que trae consigo el despojo y desplazamiento de las comunidades originarias (mayoritariamente marginales) que con la instalación de casas de cultura, centros comerciales, el incremento de la inseguridad y los intentos por “patrimonializar” las tradiciones han venido privatizando y encareciendo la vivienda.

Es urgente reflexionar y tejer acciones en común en torno a este problema.