Esto debes saber si sospechas que tu hijo se está drogando. MUY INTERESANTE!

Por Dr. Roberto Miranda Camacho; Psiquiatra

QUERÉTARO, QRO., 3 de abril de 2018.- En la actualidad, el uso de las drogas se está convirtiendo en un problema social demasiado complicado, porque nuestro país es el paso natural de las rutas del tráfico, del uso y abuso de sustancias tóxicas no legalizadas. Asimismo es importante señalar que en el debate existente sobre la legalización de las drogas se deben considerar los aspectos benéficos y con mayor énfasis, los aspectos adversos o negativos de su uso, principalmente sobre el daño en el Sistema Nervioso Central.

El impacto que tienen las sustancias en el organismo de los adolescentes es mucho mayor si lo comparamos con el que produce en el organismo de una persona adulta, ya que su cerebro todavía se encuentra en proceso de maduración (incluso se considera que la maduración cerebral completa se alcanza hasta los 26 años de edad).

El efecto nocivo (destructivo) en los adolescentes afecta de manera importante aspectos neurológicos, neurofisiológicos, neuroquímicos, neuropsicológicos e inclusive, el psiquiátrico (en pocas palabras, altera el funcionamiento normal del cerebro que puede repercutir en el desempeño académico, laboral, afectivo y familiar).

SEÑALES DE ALERTA:

Cuando los cambios sobrepasan el proceso propio de su edad, es evidente que algo está pasando. Deben considerarse señales de alerta cuando los adolescentes y los jóvenes:

– Están desaliñados, sucios y pasan varios días sin bañarse, cambios bruscos en el cuidado y aseo personal.

– Bajan el rendimiento escolar o abandonan sus estudios y dejan de interesarse por las actividades que antes les motivaban.

– Trastornos del sueño como insomnio o pesadillas o temblores.

– Pérdida de peso o apetito excesivo con sequedad de boca.

– Aislamiento físico.

– Tendencia a aislarse en su habitación.

– Disminución de la comunicación verbal y afectiva en general.

– Empobrecimiento del vocabulario.

– Cambios bruscos del humor.

– Pérdida de responsabilidad.

– Irritación de ojos y dilatación de pupilas.

– Dificultad para ejecutar procesos mentales complejos y deterioro de la memoria inmediata; ansiedad y disforia.

– Cuando cambian los lugares y fiestas que frecuentaban y empiezan a relacionarse con personas muy distintas a ellos, que suelen tener los estigmas del consumidor como tatuajes o accesorios alusivos a la marihuana u otras drogas, imágenes, signos, nombres, grafitis, etc.

– Agresividad y despreocupación por la elación con los adultos, alteraciones del juicio y errores de conducta.

La detección pronta es fundamental, sobre todo en los menores, ya que el uso de cualquier droga produce problemas de salud a corto y medio plazo, y porque también existe el riesgo de desarrollar una adicción.

¿CÓMO ACTUAR SI CREO QUE MI HIJO SE DROGA?

No dejarse llevar por el pánico.

Afrontar la situación sin dejarla pasar por alto ni banalizarla.

Actuar con serenidad y no dramatizar.

Saber escuchar.

Ser firmes, claros y persistentes definiendo la posición.

Tratar de comprender ante qué situación conflictiva nos encontramos realmente y cuál es su dimensión y alcance para poder apoyar, ayudar u orientar de manera adecuada a los hijos.

No registrarle o estar todo el día a la caza haciendo de detectives. Respetar su derecho a la intimidad.

Acudir a un especialista y contar con la anuencia del hijo o hija. Por ejemplo al centro o con un profesional que ofrezca orientación y asesoramiento para poder afrontar la situación de la manera más adecuada posible.

La comunicación es fundamental porque los padres que están cerca de sus hijos, notan primero los cambios. La recomendación es que los padres se aproximen de manera progresiva y se den el tiempo para hacer conexión con sus hijos como ir juntos de compras o ver un partido de futbol. Plantearles que están muy preocupados, que quieren saber qué les pasa y si están consumiendo alguna droga.