Mata funcionario al novio de su hija; crimen no registrado en archivos de Querétaro

Por: Extracto del Libro “El Narco llegó a Querétaro”

QUERÉTARO, QRO., 26 de noviembre de 2016.- La fatal noticia corrió como reguero de pólvora en los altos niveles del aparato gubernamental, pues era poco creíble que el mismo Secretario de Seguridad Pública Estatal (Hoy Secretaría de Seguridad Ciudadana) hubiera asesinado a “sangre fría” aquel joven que se atrevió a enamorar a su hija.

Rafael Roa Torres era un alto jefe policiaco que había logrado el cargo de Secretario gracias a su estrecha amistad con el entonces gobernador Mariano Palacios Alcocer quien había hecho suya la frase política:   “Un Nuevo Rumbo para Querétaro”.

Una tarde del mes de agosto de 1989, un joven llegó a la casa de la familia Roa Torres, pues había quedado de verse con su novia, la hija del jefe policiaco quien le había advertido que no lo quería ver en los alrededores de su vivienda, pero aquel muchacho hizo caso omiso a la advertencia.

El joven era un chico  “sin oficio ni beneficio”, o sea un “don nadie” para el secretario, pero su osadía lo llevó a enamorar a la hija del jefe de la policía estatal en Querétaro.

Estando en la casa de su padre, la hija de Rafael Roa Torres estaba conversando con su novio, de pronto, según testigos que narraron a este escritor, estuvieron ahí varios jóvenes entre ellos el hijo de un empresario de “Transportes Escobedo”, vino entonces la discusión:

“Te dije que no te quería ver en mi casa, no entiendes,” le dijo el jefe de la policía al muchacho quien con todo derecho de defender a la que consideraba el amor de su vida, lo enfrentó y le dijo que “yo veré a su hija mientras ella me quiera”…

Aquella discusión terminó en tragedia, pues el Secretario de Seguridad Pública desenfundó su pistola que traía al cinto y le asestó dos balazos al joven el cual fue llevado de urgencia al Hospital General de Querétaro, donde días después dejó de existir.

Luego de lo ocurrido, Rafael Roa se comunicó con uno de sus más cercanos colaboradores, un jefe de nombre Héctor Illescas Rello quien recibió la orden de negar cualquier homicidio registrado en la casa del Secretario.

Aquel artero asesinato fue ocultado por la autoridad en turno, pues el gobierno de Mariano Palacios Alcocer no quiso que se supiera nada porque estaba involucrado su propio jefe de la policía.

Aunque aquel crimen jamás quedó registrado en los archivos de la historia criminalística en Querétaro, es un secreto a voces este cruel asesinato del que no hubo justicia, pero que se sigue comentando en los corrillos de la sociedad queretana.