México carece de verdad: Aleida Quintana

Aleida Quintana tiene 29 años, es mujer, antropóloga, feminista, activista en el estado de Querétaro y ha sido amenazada de muerte.

Por Staff de Voz imparcial

QUERÉTARO, QRO., 9 de marzo de 2016.- La transparencia, la verdad y el amor son los ideales que rigen su ética, pero también son los mismos que la han puesto en la mirada de aquellos actores políticos para quienes hablar de desaparecidos es un tema incómodo, “mientras yo sea congruente con lo que pienso y con lo que hago, creo que no hay nada qué temer, ni siquiera lo que me puedan hacer”.

Aleida comenta en entrevista exclusiva para Alternativo que en Querétaro desaparecen aproximadamente 50 personas por mes.

Recientemente dio a conocer una llamada que cimbró su seguridad, “date por muerta” escuchó del otro lado del teléfono, pero esta no es la primera vez que ella oye amenazas de ese tipo.

“Fue más o menos por junio de 2013 que comienzo a ser amenazada por servidores públicos del estado de Querétaro, específicamente por el secretario de Gobierno y bueno por el tema específicamente de un proyecto que tenía sobre desaparición y trata de personas dirigido a jóvenes universitarios”.

Aleida reflexiona que las advertencias de ese momento estuvieron fundamentadas en la cifra de 56 niñas extraviadas en el estado en 2015, misma que fue dada a conocer por la responsable del Instituto Queretano de la Mujer de esos años.

La amenaza generó en la antropóloga más interrogantes, por lo que comenzó a profundizar al respecto, al mismo tiempo que generó una base de datos de desaparecidos en el estado, estas surgieron en relación directa con otros delitos, entre ellos el secuestro, la extorsión y feminicidios.

La prohibición gubernamental se encaminó hacia el programa de prevención del que Aleida formaba parte en ese momento, sin embargo la activista continuó su labor.

Desde ese momento a la fecha, las amenazas continuaron y se recrudecieron. Aleida explica cómo normalizó la situación y cómo vivió en silencio esas intimidaciones, “en algún momento me llegué a acostumbrar a esto, o sea como a dar por hecho que si quería seguir en este tema había cierto riesgo de por medio. Esto no lo platiqué con nadie. Lo viví en completo silencio hasta noviembre de 2014, que vi la necesidad de hacer pública la cifra de mil 270 mujeres desaparecidas” en Querétaro, de 2009 a 2013.

El 25 de noviembre de 2014 diversas ONG’s dan a conocer esa cifra, entonces Aleida vive una nueva forma de vigilancia, esta vez el hostigamiento incluye reuniones privadas, “fotografías sin mi consentimiento, comencé a ser seguida en los lugares donde por lo regular acudía. Había vigilancia constante afuera de mi domicilio, llamadas de amenazas, mensajes de texto, nuevamente amenazas en persona por parte de servidores públicos”.

Este contexto alentó a la activista a salir del estado en 2015. La decisión la tomó después de un ataque físico que sufrió en un autobús, “dos hombres se suben y empiezan a hablar como de violencia sexual, que iban a hacerle algo a alguien, jamás pensé que se refirieran a mí, uno de ellos me tomó por el cuello y con groserías me dijo que si no me daba miedo. Me dijo ‘a ver pendeja ¿que esto no te da miedo? Porque siempre andas de cabrona’, entonces yo me paro del autobús y me empiezan a decir groserías, me decían que llorara, me decían ‘a ver si ya vas a llorar cabrona, ¡llora, llora!’”. Aleida, con un tono de voz sereno, precavido, explica que ese es el peor  miedo que ha sentido.

En el verano de 2015 la feminista buscó apoyo en organizaciones nacionales e internacionales. Para junio de ese año interpuso una denuncia ante el Ministerio Público de Querétaro y levantó una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos, con estas acciones logra ser beneficiaria del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, a través del cual se le brindó una escolta y un botón de emergencia.

“Se me otorgaron medidas cautelares, sin embargo han sucedido algunas cosas y cuando yo denuncio públicamente que aún con escolta y que aún con el botón de emergencia corría riesgo y me seguían pasando cosas, me retiran al escolta, me quedo solamente con un botón de emergencia que hasta el momento no ha servido de nada; tuve ya varios intentos de que me seguían y dos estoy segura que fueron intentos de levantones, en donde fueron personas a pie que me empezaron a empujar hacia carros, que activé el botón de emergencia y no funcionó para nada”.

Ante la pregunta expresa sobre si teme por su vida, Aleida contesta con un rotundo sí: “Sí, sí temo por mi vida y en este momento yo sí podría decir que temo que me pase algo porque este temor que yo tenía en 2013 sí era un temor grave, pero en algún momento llegué a pensar que no me iba a pasar nada; ahora yo siento que algo me puede pasar y yo creo que hay que hacer mucho caso como a la intuición”.

“Los medios de comunicación están jugando un juego que acaba con nuestras vidas”

Cuando le pedimos a Aleida que hiciera un análisis sobre los medios de comunicación en el estado, fue clara, “yo vi un cambio muy muy drástico, desde la administración pasada (…) Los medios de comunicación durante la administración pasada se veían un poco abiertos, publicaban lo que les mandábamos, sabíamos qué medios estaban comprados y qué medios traían línea, pero eran unos cinco o seis medios que se atrevían a publicar las cifras que les dábamos, en esta administración sólo hay un medio, máximo dos que están dando a conocer las cifras. Eso para mí no habla más que de corrupción”.

Aleida lamenta que el gremio de los periodistas, derechos por los cuales también lucha, se presten a un juego que esté acabando con la vida de la gente. El “juego mediático”, como ella lo llama, se ha convertido en una constante en el país, pero además, desde la perspectiva de la activista, colabora con la impunidad.

“México de lo que carece es de verdad, los medios de comunicación también tienen mucha culpa, ahora también hay factores que hacen que se presten como la pobreza, como que no haya acceso a trabajos dignos, etcétera. Pero creo que cuando la vida de otras personas, la dignidad, está en juego, o los pesos que podrían ganar de más o de menos, tendrían que pasar a segundo plano, algo que no está pasando en Querétaro, ni en todo el país”.